Ya hace más de 20 años que este precioso sillón llego a nuestras manos. Encontramos el conjunto en una liquidación de una casa particular, recuerdo una señora encantadora que lo había heredado de su padre y traído a Tenerife desde Barcelona. Había pasado por diversos tapizados y sufrido algunos deterioros. Originalmente estaba tapizado con aquella imitación de cuero de la época llamada «Courtisane», ya que encontramos restos en la trasera del respaldo.
Se trata de un proyecto de largo recorrido, de esas piezas a las que le dedicas ratos libres, entre los encargos del taller y las clases. En su momento restauramos el tapizado original renovando el asiento y sus muelles, conservando la estructura original con su arpillera y su crin. También renovamos el acabado barnizando a muñeca la madera de caoba. Se trata de un sillón de líneas clásicas pero sencillas, con detalles neoclásicos como las patas estriadas con pequeñas ruedas metálicas y detalles tallados como la venera del respaldo. Intemporal.
Hasta ahora no habíamos sentido la curiosidad, ni el tiempo necesario, de investigar sobre su origen, así que en la cuarentena nos pusimos con ello. En la trasera conserva una placa de latón dorado que ha sobrevivido hasta ahora. En ella podemos leer «A.RUIZ – BARCELONA». Descubrimos que se trataba de un taller de ebanistería radicado en Barcelona a principios del siglo XX, cuyo dueño era Antonio Ruiz Valiente y que estuvo en producción desde 1875 hasta 1914.
Encontramos un artículo muy interesante sobre los talleres de ebanistería de Barcelona y su producción de muebles a principios del siglo XX, texto de Leire Rodríguez Fernández, Doctorada en Hª del Arte por la Universidad de Oviedo, artículo publicado por la revista de la asociación «Studi del Mueble» en 2011. Aquí les dejo el título:
Los talleres de ebanistería
de Barcelona (1875-1914)
«En este artículo se repasa la actividad de los talleres de ebanistería y mobiliario de Barcelona a finales del
siglo XIX e inicios del XX, en un intento de complementar los estudios ya existentes y con el fin de desentrañar
el papel desempeñado en la renovación del mueble finisecular, así como de conocer la relevancia de estas
obras en la decoración de interiores catalanes. A lo largo de las siguientes páginas, se analizan sus formas de
trabajo, su producción, la vinculación con los “estilos” y, por último, la demanda, la difusión y los mecanismos
de venta de artículos.
Texto: Leire Rodríguez Fernández.»
En resumen, la Barcelona de 1900 vivió un gran desarrollo económico, social y cultural que influyó en los talleres artesanales de la ciudad. La demanda de arquitectos y diseñadores de interiores por la creciente burguesía hizo que los talleres dedicados a la elaboración de mobiliario proliferaran. Algunos eran talleres de larga tradición familiar como la casa Busquets o resultado de la unión de diversos talleres como Pons y Ribas.
Estos talleres estaban localizados en la zona antigua de Barcelona y generalmente estaban formados por un edificio que albergaba la tienda- exposición y el taller. Algunos, como el caso del taller de Antonio Ruiz Valiente, tenían su propio depósito de materias primas y secaderos de madera.Muchos de éstos talleres se especializaron para distinguirse del resto de talleres. Antonio Ruiz Valiente se anunciaba como fabricante de mesas de comedor y de billar.
Estudiando catálogos y anuncios de la época, la variedad estilística de la producción de éstos talleres era muy diversa. Un eclecticismo que «pretendía alcanzar la modernidad alejándose de los historicismos». Se reinterpretaban estilos anteriores de una manera modernizada. Las maderas utilizadas eran generalmente maderas de calidad como nogal, caoba o palosanto. A finales del siglo XIX los talleres se sumaron a la producción de nuevos estilos derivados del Art Nouveau como el Modernismo. Antonio Ruiz Valiente fue coetáneo de Gaspar Homar (1870 – 1953), importante diseñador de la época en Barcelona precursor del movimiento modernista catalán.
Un articulo muy interesante del que sólo les he compartido unas pinceladas, y que pueden echar un vistazo si les interesa ampliar información. En él podrán ver fotografías de los talleres y de los catálogos de la época.
También nos resultó curiosa la placa original de la marca ya que en ella aparecían símbolos masónicos que hemos intentado identificar: un compás, un triángulo y un querubín. Rastreando descubrimos que tanto la escuadra como el compás son importantes símbolos masónicos. El Compás es el emblema de las ciencias exactas y sus grados de apertura simbolizan las posibilidades y grados de conocimiento. La Escuadra es el símbolo de la materia, y el Compás es el símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. También la Escuadra parece que simboliza la virtud y el Querubín, con cara de niño y alas dobles, parece que simboliza bastardía. Seguramente Antonio Ruiz Valiente era masón, algo muy habitual en la época, y recurrió a su simbología para diseñar la marca de su taller, con algún significado oculto que se nos escapa.
Espero les haya resultado de interés este pequeño artículo. Nos gusta conocer las historias que rodean a algunas de las piezas que llegan a nuestro taller, que las hace interesantes y especiales. Conservarlas forma parte de nuestra pasión.
Les dejo algunas fotografías de lo que fue el proceso de restauración y los trabajos realizados en el taller para conseguir que este sillón con tanta historia tuviera una imagen renovada. En nuestro catálogo de la tienda pueden encontrar más información.
